viernes, mayo 17

La mentira a la orden del día

Por: Germán Navas Talero y Pablo Ceballos Navas
Editor: Francisco Cristancho R.

En vista de que algunos lo desconocen, con cada año que pasa se mueven uno o dos días del calendario.

En estos días estuvimos leyendo sobre Nikola Tesla y descubrimos un hecho muy particular de su natalicio: el día en que su madre alumbró, el cielo se encendió con rayos en proporción tal que los lugareños especularon sobre el nacimiento de un hombre iluminado o el comienzo de una vida llena de desgracias. Coincidencia o no, Tesla no decidió nacer en esa noche de tormenta, así como el presidente Petro tampoco escogió el 19 de abril para comenzar su vida, aun cuando sus opositores crean que desde ese día se fraguó el plan de celebrar (o protestar), en ese día, su natalicio; el robo de las elecciones de 1970 y el día cívico por la paz con la naturaleza. 

Una curiosa sincronía hizo que estos tres eventos concurrieran en el mismo día, pero solo por este año puesto que el decreto que fija el día cívico prevé su celebración en “el tercer viernes del mes de abril de cada año”. Sin embargo, la coincidencia fue motivo de múltiples yerros en la prensa, como éste de El País de España: “[e]l presidente de Colombia da un significado oficial a la fecha de su cumpleaños”, y de no pocas barbaridades entre los líderes de la oposición. Por ejemplo, Alejandro Gaviria quiso burlarse de Petro mediante una carta en la que se hacía pasar por su exjefe diciendo “[q]ue se sepa en todos los confines de esta tierra que el día de mi natalicio será reconocido como día cívico nacional” y, aunque parezca increíble, la sorna tuvo peor factura que su candidatura presidencial.

Pero la desinformación sobre el día cívico parece inane al compararla con la sarta de mentiras que impulsaron las marchas anti-Petro. Escuchamos a un señor en Medellín quien, al ser consultado por los motivos de su protesta, afirmó que el presidente “quería disolver la Asamblea de Antioquia” y con ello “quitarles” su departamento. ¿Cómo haría eso el presidente? Y aún más importante, ¿por qué se encartaría de esa manera? En Bogotá, una señora con camándula en el cuello sostuvo que “Petro nos quiere quitar el derecho a tener hijos”, como si ello fuera humanamente posible, salvo que crea que el dios al que le reza tiene forma humana y asiento en la Casa de Nariño. También en Bogotá, un señor mayor manifestó su “terror” porque “nos dejarán sin salud” con motivo de la reforma que pasa por “acabar con las EPS”, ignorando que la EPS no le da la salud sino el Estado, que paga buena parte de su atención y que por tanto tiene derecho a incidir y decidir sobre el manejo de recursos públicos.  

Por preciso y oportuno nos permitimos transcribir algunos apartes de la columna de Álvaro Forero Tascón publicada este lunes en El Espectador: “[a Gustavo Petro] [n]o lograron detenerlo ni con acusaciones graves, ni con chuzadas, ni escándalos, ni el fantasma del castrochavismo, ni sanciones disciplinarias, ni demandas civiles y embargos, ni asedio mediático, porque ha ganado los procesos judiciales; porque es el político que mejor usa los recursos de la democracia, mientras sus contrincantes lo menosprecian como autoritario”. Continúa Forero Tascón, “[c]ombatir ciegamente al político más combativo, que ha logrado todos sus éxitos políticos combatiendo duro, no parece la mejor estrategia. Petro inicia el combate cuando no lo combaten porque ese es el ecosistema político que aprendió a manejar con maestría y que le ha dado todas sus satisfacciones políticas”. Concluye el columnista, “[i]ntentar bloquear a Petro ha resultado muy costoso para el país. La fórmula con Petro es llegar a acuerdos. Requiere talento, claro.” No cambiaríamos ni una coma de estos extractos.  

Justo y merecido el reconocimiento que hizo El Espectador a las mujeres parteras colombianas. Para quienes no lo presenciaron o no se lo han contado, antes no había obstetras ni salas de cirugía, y las embarazadas debían confiar su vida y la del no nacido en las manos de mujeres formadas empíricamente en recibir niños. El dormitorio y la sala de la casa eran los lugares preferidos para el parto, y allí nacieron millones que vieron por primera vez a una de estas comadronas. Celebramos los esfuerzos por reconocer su labor y hacer memoria de su aporte a la sociedad colombiana. 

Adenda: pasando de las marchas a las ferias, interesante nos pareció el conversatorio del amigo Jorge Velosa, hombre simpático e interesante, el pasado sábado en la Feria del Libro de Bogotá. Una memoria de la carranga en la voz de un facedor de versos, como se decía antes. 

Adenda dos: bello homenaje el que se hizo este fin de semana a Arnulfo Briceño. Arnulfo, además de cantante, fue abogado egresado de la Universidad Libre y compartió con el autor mayor de esta columna charlas y programas de Consultorio Jurídico. Porque tuvo el gusto de conocerlo, leer de él hizo un nudo en la garganta de Germán, quien recuerda cómo se le oía el alma cuando cantaba la canción que lo hizo eterno: Ay mi llanura.

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